FILOSOFÍA

EL ESPÍRITU TRIATLETA – Filosofía del deportista

“El Triatlón es disciplina, es una meta, un plan, un objetivo… una familia.” A.A.M.

La presente va dirigida a los triatletas de todas las edades y de ambos sexos.

Cuando comenzamos a practicar un deporte como el triatlón, nos involucramos en todo un mundo nuevo que nos atrapa. Mejora nuestro estado físico y mental, se empieza a participar en viajes donde se conocerán lugares nuevos, nos tocan distintos paisajes en los entrenamientos, conocemos compañeros que compartirán con nosotros muchas experiencias en el futuro y comenzamos a experimentar sensaciones inexplicables para quien no las ha vivido, como los momentos antes de un arranque o el festejo al haber terminado un triatlón. Todo esto es nuevo y mágico: nuestros artículos deportivos que se harán casi “parte” de nosotros, al grado de guardar unos tenis viejos llenos de recuerdos o una bici que se ha convertido prácticamente en un trofeo.

Muchos hemos estado en este singular ambiente desde hace años y también hay quien ha sido triatleta durante más de una década, mientras que otros apenas empiezan a conocer el deporte.

Esta filosofía presenta el ideal de un deportista. Al triatleta que aquí perfilamos como una meta, tendemos todos los que practicamos, organizamos y regimos nuestro deporte triple.

Esperamos que esta guía filosófica te sea de utilidad.

Nota aclaratoria:

Hemos dividido al triatlón en dos grupos de personas:

a) El competitivo (que comprendería a los triatletas profesionales y también incluye a los triatletas de categorías por edad que están en los primeros puestos de su categoría). Para este grupo de personas tenemos, además de todos los puntos que mencionamos, un apartado especial que se les dedica, el número 9.

b) El que compite con la finalidad de divertirse y viajar, el triatleta que primero compite simplemente para acabar, luego para mejorar su tiempo y finalmente para ganarle a sus amigos. Este triatleta disfruta más los eventos desde el punto de vista social y de una vacación de fin de semana.

I-Disciplina

En este deporte el atleta aprende a ser constante y responsable, a terminar lo que empieza, a alcanzar las metas que se plantea y a nunca darse por vencido.

 

II-Actitud deportiva en el evento

El triatleta compite luchando contra sí mismo y consciente de que todos los competidores son seres humanos como él que merecen su respeto, por lo que siempre tendrá una actitud respetuosa y de compañerismo con respecto a ellos, aun frente a quienes compiten directamente en su categoría, con quienes puede hacer una gran amistad y mejorar sus tiempos en entrenamientos y competencias disfrutando también con los logros ajenos.

Fuera del evento.

Cuando pierde, tiene una lesión, un accidente o se ve obligado a abandonar la carrera, el triatleta no se frustra ni adopta una actitud negativa. Disfruta de la experiencia que le tocó vivir como un aprendizaje específico que le dejará algo bueno en su proceso de vida.

 

III-Compañerismo

Con todos aquellos que practican el deporte con él (ya sea en su categoría, su oleada o su grupo de entrenamiento) el triatleta convive. No le importa de qué escuela, club, estado o país viene el otro pues ve en él simplemente a un triatleta, a una persona como él, a otro ser humano.

 

IV-Alegría

El triatleta es un ser amable y siempre tiene una sonrisa para la gente que cruza por su camino. Sabe que amar es la mejor manera de ser amado y con esta certeza genera un ambiente de alegría y paz por donde va pasando.

 

V-Sencillez

El ego (la vanidad) es el principal enemigo del crecimiento humano, por eso el triatleta no se envanece de sus logros deportivos y sabe gozar con los logros de los demás.

 

VI-Desapego

a) Material
El triatleta sabe que los objetos materiales son instrumentos que tenemos para utilizarlos. A veces se pierden, se echan a perder o, se descomponen y nos fallan. Es necesario amarlos y agradecerles su servicio, pero dejarlos ir con la misma alegría con que los recibimos

b) Económico
Su actitud jamás es de menosprecio para quien tiene más que él (porque lo tiene) ni para quien tiene menos (porque tiene menos)

c) Corporal
Nuestro cuerpo somos nosotros, es lo más preciado que tenemos y un tesoro que nos transporta, pero es también el único vehículo con el que contaremos por nuestro paso en este planeta, así que a nosotros corresponde cuidarlo y escucharlo. El triatleta sabe hasta dónde un esfuerzo es posible y hasta donde dañará su organismo de modo que este daño quede sellado en su cuerpo para el futuro. El cuerpo es una maravilla en sí, y así lo aprecia el triatleta. Él lo cuida y ejercita, pero jamás hará culto de él, ni juzgará a alguien por su apariencia corporal, su altura o el número de kilos que le sobren o falten.

 

VII-Paciencia

Esta cualidad es necesaria para cualquier deportista a la hora de tener expectativas de mejora de tiempos, ya que de no poseerla el atleta puede esperar resultados demasiado rápidos y sobre entrenarse.

Es también una responsabilidad vital en el caso de las lesiones, que deben ser bien atendidas dándoles todo el tiempo de reposo que sea necesario. Así como motivar esta cualidad como parte de nuestra mejora integral en el proceso del desarrollo humano.

 

VIII-Serenidad (espiritualidad)

El triatleta no es una persona superficial ni una persona que huye de la realidad. Durante sus largos entrenamientos tiene oportunidad de meditar y reflexionar sobre la vida y sobre su propia realidad de ser humano. Como fruto de estas reflexiones el triatleta es una persona que proyecta paz interna, una serenidad que le da sustento en momentos especiales, como justo antes de una competencia o durante una premiación. Y que será su guía en cualquier circunstancia de vida que se encuentre, aún fuera del mundo del triatlón.

 

IX-Elevada auto-estima

El triatleta sabe que todos los seres humanos somos “únicos” e “irrepetibles”. Que cada uno de nosotros se merece su lugar en el universo y que estamos en la tierra por una razón específica que debemos hacer realidad.

Para ser feliz, el triatleta jamás se compara con los demás. Sino que pone en una balanza su propio esfuerzo y punto. Se compara consigo mismo en su propio proceso de vida que le está tocando vivir. Ve adelante y ve atrás pero vive intensamente el presente sabiendo que tiene preparado para él una experiencia especial.

 

X-Honestidad

Durante la competencia.

Esta es la cualidad principal que caracterizará la forma de competir del atleta. La persona es honrada y jamás pasará por su mente hacer una trampa. Siempre competirá sanamente pues en el fondo de su corazón sabe que la competencia que cuenta es sólo contra sí mismo.

 

XI-Honestidad ante la vida

El triatleta sabe qué vale simplemente porque es un ser humano, por lo que jamás intenta aparentar ser lo que no es con quienes lo rodean ni quedar bien para ser aceptado.

Él se sabe aceptado de antemano por la sociedad y por quienes lo aman.

 

XII-Atención (sabe escuchar)

Lo más difícil en la vida son las relaciones humanas, es por eso que el triatleta permanece con los oídos bien atentos para percibir cuando la gente que lo quiere tiene algo que decirle con respecto a un tema que no va bien, cuando alguien se ve triste, silencioso, meditabundo. El triatleta percibe estos problemas y los aborda para resolverlos.

 

XIII-Tenacidad

El entrenamiento va facilitando la cualidad de la tenacidad en los triatletas, pues al cabo de un tiempo alcanzan una meta y se plantean otra, y otra. Siempre dispuestos a dar lo que sea necesario para alcanzarla. Esto les facilita también alcanzar aquello en lo que verdaderamente crean a lo largo de su vida.

 

XIV-Auto-conocimiento

El triatleta sabe que para encontrar la verdadera felicidad y la paz mas profunda, es necesario mirar hacia adentro. Fuera de nosotros jamás encontraremos la verdad. Es por eso que una constante y minuciosa revisión de su interior, de sus sentimientos, de su alma, sus pensamientos, impulsos y sueños, es practicada por todo triatleta.

Respeto
El triatleta, crea o no en Dios, es una persona que ve en cualquier otra y en la gran obra de la naturaleza, la huella de un proceso maravilloso que tiene lugar en el planeta tierra y del cual él es orgulloso testigo y partícipe. El tener esta óptica de la vida lo hace respetarla profundamente en todas sus formas, viendo en ellas la luz superior del espíritu que las mueve y en la cual reconoce el propio espíritu que lo mueve a él.

Tolerancia (apertura)
El triatleta sabe que cada ser humano tiene su camino de vida y que todos son igualmente valiosos y válidos, aunque a veces no los comprendamos o no vaya de acuerdo con nuestra propia manera de pensar y de actuar. En esta mística el respeta siempre el camino que han elegido los demás y sabe que hallarán en sus propias experiencias algún aprendizaje.

Solidaridad
Se sabe parte de toda una sociedad en la que él es activo, no solo de un grupo, pues sólo con su participación se darán los cambios hacia una comunidad más justa para todos.

Su familia
Cuando se entrena para un evento hay que cumplir con las metas planteadas. Para esto hay que salir muy temprano en la mañana antes de trabajar, a veces seguir a la hora de la comida o bien en la noche, y al llegar a la hora de convivir con la pareja o con la familia, lo único que el triatleta quiere a veces es dormir, puesto que al día siguiente lo espera otra jornada de entrenamiento que es importante cumplir. Este punto es muy delicado y como la familia es lo más importante para cualquier triatleta, él busca estar en constante comunicación con sus seres queridos y no descuidarlos jamás.

Escuela o trabajo
El ser humano que vive en sociedad tiene que trabajar para vivir, o en caso de ser más joven, estudiar para prepararse. El triatleta no es la excepción, por eso hace conciencia de la responsabilidad que tiene y se esfuerza por ser puntual y dar lo mejor de sí mismo, tal como lo hace en el entrenamiento y en todos los campos de su vida.

Amistades
Encerrarse en su mundo es algo que él no haría pues sabe que cada persona que tropieza en su camino tiene un mensaje del que él aprenderá. Por eso expande sus horizontes y amistades a grupos que están fuera del mundo del triatlón y que lo nutrirán en distintas áreas de desarrollo humano. El sabe que si no se abriera se perdería de muchas amistades extra-triatlón que le puede dar el mundo exterior.

Cuando el triatleta entrena suele hacerlo acompañado, pues este contacto humano es una parte de la motivación que lo empuja a seguir adelante. Sus compañeros de entrenamiento y entrenadores son tan importantes que pueden constituir el aliciente que lo levante en momentos difíciles pero sin llegar nunca a extremos de dependencia ya que el triatleta busca desarrollarse como persona integral libre.

a) En el agua 
El triatleta visualiza su competencia y al lanzarse al agua se sensibiliza al grado de hacerse uno con este húmedo medio en el que flota. Esto le ayuda a saber donde van los demás, hacia donde se dirige y tener claro su plan de esfuerzo a desarrollar en la etapa de natación. Lo que le impedirá “perderse” y golpear a los demás o ser golpeado y le permitirá seguir la ruta marcada por las boyas claramente.

b) En la bici 
Durante la etapa ciclista el triatleta se concentra en seguir la regla que haya sido impuesta con respecto a chupar rueda. Esto es muy importante para él, pues considera que cualquier juego tiene sus reglas y debe ser jugado conforme a las mismas con toda honestidad.

c) En la carrera 
Durante esta etapa el triatleta también debe medirse y visualizar el recorrido, sentir su cuerpo y percibir su nivel de cansancio. Esto ayuda en diversas maneras: para evitar los famosos golpes de calor y a descubrir la energía oculta que guarda todavía y el potencial que le resta por entregar.

En las tres disciplinas el triatleta es consciente de sus compañeros, así, quien puede los anima, quien no les dirige una sonrisa o una mirada de complicidad. Todos nuestros rivales son nuestros amigos y a todos nos sirve el apoyo y las porras. Que también agradecemos con todo el corazón cuando nos son dirigidas.

El equipo sirve para subir el nivel pues se entrena con gentes que tienen distintos niveles y otros son más altos que el propio. A nadie le gusta rodar hasta atrás de un pelotón de entrenamiento, por lo que todos se esfuerzan más que si fueran solos.

Para que el equipo crezca integralmente como tal debe basar su motivación en una visión optimista de la vida nunca criticando ni atacando a otros equipos ni fomentando la rivalidad entre; equipos, estados ó países.

El síntoma más importante de éxito en el equipo no son los puntos que se obtengan al final del campeonato, sino las amistades que se conserven al final del mismo y las experiencias que juntos recordarán por siempre. Esto es lo que realmente dejan los equipos de triatlón para la vida.

Sin importar el concepto por la vida que cada hombre tiene, independientemente de su raza, costumbres o religión. Existe un punto en el que todos coinciden: el ser humano busca siempre su desarrollo como “hombre”, aunque cada quien lo interprete y experimente de distintas maneras.

El triatlón es un deporte dirigido al ser humano y es parte de su desarrollo como “hombre integral”.

La FMTRI y las Asociaciones de Triatlón de los Estados tienen como función la de regir y coordinar, pero sobre todo la de contribuir, colaborar y apoyar en el desarrollo de estos hombres y los que formamos parte de ella tenemos como meta incrementar siempre el número de atletas.

Entre más triatletas mexicanos existan, más hombres integrales tendremos para nuestro país.

La actitud de un triatleta para con las personas que organizan los eventos es básicamente de respeto y frecuentemente de admiración por el altísimo nivel de calidad que se ha logrado en nuestro país.

Para comprenderlos mejor hemos incluido en este texto el punto de vista del comité organizador:

La organización de un Triatlón representa un gran reto, ya que involucra muchos aspectos y diversas variables, muchas de las cuales no siempre se encuentran bajo nuestro control total.

Así mismo, los aspectos primordiales que debemos seguir siempre son cumplir con estrictas normas de seguridad y tratar de proveer a los atletas con las mismas oportunidades de competir y a la vez de sana diversión.

Lo difícil es tener personal experimentado, responsable y capaz en cada una de las áreas y funcionando independientemente una de otra, pero a la vez en cercana coordinación y comunicación, para lograr un desarrollo exitoso.

Algunas de las áreas involucradas en un evento son, entre otras, natación, ciclismo, carrera, transición, arranques, meta, servicios médicos, abastecimientos, voluntarios, prensa, relaciones públicas, jueceo, transporte, publicidad, ambientación, animación y sonido, montaje, etc.

Como organizador, debes ponerte del lado de los competidores para pensar como ellos y tratar de ofrecer lo que a ti mismo te gustaría recibir. Para lograr esto es importante que la gente que organiza el evento compita en un Triatlón al año cuando menos.

Es un trabajo muy demandante y estresante, pero a la vez muy satisfactorio. Con el simple hecho de que una persona te felicite al finalizar un evento es razón suficiente para seguir adelante.

Sin embargo la crítica constructiva siempre es bienvenida. Como organizador, eres tu más severo crítico y el primero en darse cuenta y de reconocer ciertos errores.

Creo que lo más bonito es poder ser parte de una bonita familia deportiva, ya que el ambiente familiar del Triatlón, te permite hacer buenas amistades y mantener una vida sana y equilibrada.

Como ser humano, el profesional del triatlón, pasa por etapas que pueden tenderle trampas peligrosas durante su carrera deportiva.

Al ser joven y nuevo en esto, desea fervientemente llegar a ser como sus ídolos, y a veces puede suceder que llegue a estar patológicamente deseoso de lograrlo, de alcanzar la fama y la gloria.

Le sigue otra trampa en la que puede caer: pensar que él puede lograr todo lo que se proponga, que por ser bueno en lo que hace se merece todo y a todos.
Subsecuentemente asecha la etapa en que se tranquiliza su ego pero sigue obsesionado con el triunfo y por descubrir métodos distintos para lograr sus metas, entonces le entran paranoias extrañas, como la de que todos sus rivales pueden estar usando sustancias que no son muy éticas.

Después pasa a la etapa en la cual pierde interés en el rival, concentrándose más en sí mismo, por lo que disfruta en mayor grado el deporte que ha escogido y obtiene mejores resultados. En todas las etapas el triatleta ideal puede vivir con los valores y cualidades antes mencionados y esto siempre lo ayudará a ser mejor atleta, pero sobre todo, mejor ser humano. Con la clara imagen de que su camino es huella para muchos que vienen comenzando.

Y por último, después de varios años, viene el cuestionamiento de por qué forma parte de esta vida y del triatlón profesional (no sin antes haber pasado varias veces por algo similar). Se plantea muchos porqués y para qués y llega a la conclusión de que esta fue una bonita, maravillosa, enriquecedora e interesante etapa de su vida en la que aprendió mucho de sí mismo y que le dio armas para ahora vivir otra diferente.

El triatlón infantil ha pasado por muchas etapas en la corta vida que tiene, pero hemos descubierto que la inevitable competitividad que surge de los eventos incentivada la mayoría de las veces por los padres, ha sido lo más nocivo para este deporte infantil.

Todos los adultos que protagonizamos el triatlón infantil en México tenemos la responsabilidad de permitir que nuestros niños gocen con el deporte para que lo valoren dentro de su aspecto lúdico (referente al juego) y sano solamente.

Cuando aparece la rivalidad y el deseo de vencer, se están manejando valores competitivos que el niño aprenderá de todos modos a lo largo de su vida y que no nos interesa promover como parte de nuestro deporte.

Es responsabilidad de todos apoyar esta reflexión para que los niños disfruten viajando y compitiendo sin presionarse y sin frustrarse.

Los padres de familia y los entrenadores no deben reflejar en los triatletas su ego.

Hasta 1966 las mujeres no competían en carreras de atletismo de más de 1000mts. Fue hasta 1981 que la prueba de 10,000 mts fue reconocida en la Federación Internacional de Atletismo y hasta 1984 que el maratón femenil fue incluido en los Juegos Olímpicos como una gran sorpresa, ya que hasta ese entonces muchos hombres pensaban que la resistencia atlética femenil era muy limitada.

La mujer común y corriente se ha vuelto competitiva a nivel deportivo. Ha demostrado que puede competir en pruebas de resistencia y tener un ciclo menstrual normal, embarazarse y nadar a la vez y tener logros personales y profesionales a la par que deportivos.

El prototipo de la mujercita mexicana ha cambiado. Actualmente existen amas de casa y madres que salen en sus bicicletas en lugar de subirse al coche, nadan antes de ir a trabajar, y sorprenden a sus hijos, maridos y padres porque están ganando carreras, terminando maratones, entrenando con tenacidad y constancia.

Estas mujeres educan a sus hijas con el valor del atletismo y han dejado de lado la perspectiva de que las mujeres que no eran débiles eran marimachas. Ahora esta nueva generación está creciendo con una visión de ellas mismas con un lado de mujeres fuertes, competitivas y capaces de todo lo que se propongan a nivel atlético.

Desde el punto de vista de la salud la mujer triatleta ha descubierto que entrenar no significa solamente nadar, correr y andar en bici, que es también importante dedicar tiempo a la elasticidad y al gimnasio, así como al conocimiento técnico de los aditamentos que usa (bici, etc) y su mantenimiento.

Que debe buscar un balance en sus entrenamientos con mucha paciencia y tenacidad, y buscar el equilibrio entre condición cardio-vascular, fuerza y flexibilidad.

La triatleta ideal sabe que también debe invertir tiempo en otros aspectos, como el intelectual, el motivacional, el emocional, la familia y – en su caso – el trabajo, haciendo con todos estos elementos un proyecto de vida equilibrado, pues la madre amante y responsable, la madre que comparte su tiempo con los hijos y el marido es una pieza clave en la familia armónica y funcional.